Los familiares ante la enfermedad terminal de un ser querido, como ante situaciones altamente estresantes, se convierten en un elemento clave, ya que su participación activa durante todo el proceso de adaptación a las nuevas condiciones vitales, determinaran el ajuste y la aceptación de la pérdida del paciente.
La familia se convierte en el principal punto de apoyo emocional y de cuidados del paciente, siendo muy difícil sustituirla, en el momento en que se recibe un diagnóstico la vida familiar cambia y así las habilidades y recursos de los familiares, la ayuda y asesoramiento que reciben, determinaran el proceso de apoyo a la enfermedad del ser querido, en este momento se produce un fuerte impacto psicoemocional, en ocasiones tan grande como el del propio enfermo, sentimientos de impotencia, ira, culpa, tristeza, ansiedad, injusticia, dudas y miedos. Estos sentimientos son experimentados frecuentemente en las personas que están muy allegadas al paciente.
El proceso comunicativo ayuda a reducir el sufrimiento de las familias y va a permitir acercarnos a ellas, ya que la comunicación juega un papel fundamental en la calidad de vida del enfermo y familiares en particular.
Hay que tener en cuenta una serie de principios para una relación eficaz con los pacientes:






Establecer una comunicación abierta con el enfermo en situación terminal es difícil para los profesionales, ya que la muerte y el proceso de morir evocan en los cuidadores reacciones psicológicas que conducen a evitar la comunicación con el paciente y con la familia.
Las malas noticias, son las noticias que alteran las expectativas del futuro de la persona. Cuando se comunican malas noticias el mensaje debe ser firme, pero a la vez con un delicado equilibrio entre prudencia y esperanza.
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